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HOMENAJE A JUAN ALMENARA

Juan Almenara es un gran sindicalista de CCOO, pero sobre todo buena persona,  y ha ayudado y sigue a ayudando ya jubilado, a muchísimas personas.

TESTIMONIOS.

Coincidimos como compañeros de trabajo en Dragados en la década de los 90. Durante aquel período fueron varias las huelgas en las que participamos. Juan siempre ha tenido como bandera la lucha obrera y las reivindicaciones en materia laboral.
Una cosa era clara, cuando Juan Almenara esperaba en la puerta y decía...”compañeros hoy no se trabaja” y nos explicaba los motivos, todos íbamos a una con él.

Conozco a Juan por que era muy buen amigo de mi suegro. Se le puede calificar como una persona muy cercana, activa socialmente y con un alto grado de implicación en los problemas de los trabajadores.

Corría el año 1987 cuando coincido en una reunión con Juan Almenara y Javier Fajardo, a raíz de esa reunión nace una relación entre nosotros que desembocó en otras muchas reuniones en las que nos citabamos para charlar sobre el movimiento sindicalista de la época y contarnos anecdotas sobre  las situaciones que se vivían a diario en torno a la lucha sindical.
Recuerdo de mi participación en grandes manifestaciones cuando aún no teníamos la relación de amistad que más tarde tuvimos, se hablaba de que “Juanito” que era como como afectivamente lo conocían sus mas allegados, ya estaba en primera línea.
Sindicalista incansable, defensor de los trabajadores y sobre todo una persona íntegra en el más amplio sentido de la palabra.

Mi relación con Juan comienza hará unos 15 años cuando junto con otros compañeros realizamos un encierro en el ayuntamiento de Puerto Real que duró un mes. En todo ese período de tiempo siempre estuvo a nuestro lado dando ánimos e intentando que no desfalleciésemos en el intento.
Un luchador nato que siempre está al otro lado del teléfono cuando se requiere su ayuda.

Para mí Juan es un sindicalista de vocación, luchador incansable por los derechos de los trabajadores, ha defendido a la clase obrera a costa incluso en innumerables ocasiones de perjudicarse personalmente sin que ello haya hecho mella en sus principios, su mayor lucha ha sido que todo trabajador tenga un salario digno, sobre todo gran persona y amigo de sus amigos.


Soy compañera de Juan desde hace muchos años en CC.OO.
Aunque el siempre se ha dedicado principalmente dentro del sindicato a la sección del metal donde ha librado grandes batallas, nunca ha dudado en pelear por todo aquello que vulnere los derechos laborales.
Esa lucha incluso llegó a llevarle a tener sus más y sus menos dentro del propio sindicato.
Siempre involucrado en todo aquello que tenga como finalidad la igualdad entre las personas.
Gran amigo y sobre todo gran persona.


Son muchos los años, muchas las huelgas y muchas las dificultades las que he pasado junto a Juan Almenara siempre luchando por proteger los derechos laborales, principalmente en el sector del metal.
En el recuerdo quedan aquellas mañanas a las puertas de diferentes factorías organizando a los compañeros para que secundaran las reivindicaciones que se creían necesarias en cada momento.
Atrás quedan tambien todas aquellas carreras en las que la policía corría trás nuestra intentando disolver las manifestaciones a base de bolazos de goma.
Todas estas vicisitudes nunca hicieron desisitir a Juan de su empeño que no era otro que luchar por los derechos de los trabajadores y contra  la precariedad laboral.
Siempre ha estado y sigue estando al lado de los mas desfavorecidos ayudando a todo el que acude en su busca.
Siempre ha ayudado a todo el que se lo ha solicitado de forma totalmente desinteresada.
En el sindicato llegaron a decirle en muchas ocasiones que no trabajaba para una ONG.
Y lo que mejor puede definirle, y los que hemos convivido con él todas esas anécdotas podemos certificarlo, es que Juan disfruta con esa labor. Prueba de ello es que a día de hoy sigue ejerciéndola.


Mi relación con Juan ha estado ligada a las grandes movilizaciones de la clase obrera en las que he tenido el privilegio de participar junto a él.
Una persona de principios que aún después de jubilarse y a día de hoy sigue ayudando de forma totalmente desinteresada a muchos trabajadores que acuden a él con problemas laborales.
En el más ámplio sentido de la expresión, una buena persona.

Conozco a Juan Almenara en febrero de 1990 cuando llega a trabajar a Dragados procedente de Astilleros donde mantuvo una lucha tremenda contra la empresa a la que pertenecía(GAESA) a consecuencia de las actuaciones que ésta estaba llevando a cabo sobre muchos de sus trabajadores.
Mas tarde, esta lucha desenvocó en su despido.
Una vez en Dragados y lejos de amilanarse continúa su lucha por hacer prevalecer los derechos de los trabajadores lo que le lleva a tener varios juicios contra Dragados.
Presente de forma activa en todas las grandes manifestaciones de la época fué y sigue siendo un defensor a ultranza de los derechos de los trabajadores y de la justicia social.

Coincidí con Juan durante 8 años en el comité de empresa de una empresa adosada al tejido empresarial de Delphi en el cual yo era presidente de dicho comité.
Es la persona más íntegra que he conocido en el mundo sindical y laboral.
Siempre ha estado al otro lado del telefono cuando un trabajador ha necesitado ayuda y nunca ha dejado de luchar por los derechos de la clase obrera.


Me suele decir a menudo que somos los últimos de Filipinas haciendo alusión de que somos de los pocos que quedamos en CC.OO en Puerto Real.
Juan es una persona que conjuga a la perfección el trato cordial en lo personal con el espíritu de lucha en lo sindical.
Siempre ha sido un ejemplo de entrega para todos los compañeros en la lucha por la causa obrera y en la defensa de los trabajadores.
Siempre ha ayudado a toda persona que ha acudido al sindicato y jamás preguntó a nadie si era afiliado.
Para los que hemos tenido y tenemos la suerte de ser su compañero en cualquier caso de duda o problema el primer número de teléfono que aparece en nuestra agenda lleva por nombre; Juan José García Almenara.

En los años que Juan Almenara y yo hemos compartido en Dragados Offshore son muchas las anécdotas que hemos vivido.
Juan siempre fué disciplinado en lo que al trabajo se refiere y tenaz en la defensa a ultranza de los trabajadores el ámbito sindical.
Una persona difícil de doblegar en una mesa de negociación a la hora de menoscabar el más mínimo derecho a los compañeros de trabajo.
En muchas de esas negociaciones se tuvo que enfrentar a jefes que en su inmensa mayoría nunca estuvieron a la altura de un sindicalista de su talla ética, es por ésto por lo que entre las alta esferas era un oponente incómodo.
Sus valores eran de tal magnitud que llegó a enfrentarse a compañeros de su propio sindicato que en algunos momentos tampoco supieron estar a su altura cuando amagaban con aflojar en negociaciones por intereses espúreos.
Por todo esto me encuentro en condiciones de dar fé de que su compromiso con los derechos de los trabajadores lo conservó antes, durante y después de su paso por la empresa muy por encima de sus propios intereses personales.

Juan Medina Rodríguez, durante 10 años director de Recursos Humanos de Dragados Offshore.

(Los testimonios incluidos en este capítulo son de personas anónimas que colaboraron en un trabajo de estudio del sindicalismo en Puerto Real.)

CONCLUSIONES.

Un quijote de nuestro tiempo que nunca rehusó enfrentarse a cuantos gigantes se cruzaran en su camino.

Si echamos la vista atrás nos damos cuenta de lo que la ciudad de Puerto Real representó para el conjunto de la Bahía de Cádiz y diría incluso, en algunas materias y disciplinas para la propia Comunidad Autónoma Andaluza.

Una de las facetas que destacó, fué sin lugar a duda la lucha obrera.

Haciendo un estudio a fondo en ese campo y después de contactar con muchos de los protagonistas que vivieron esa época y trás contrastar minuciosamente las vivencias que me relatan me topo con la figura de Juan José García Almenara.

Corrían los años 70 cuando fué invitado a una reunión clandestina con el franquismo en vigor.
Ahí cuentan que cambió su vida, desde entonces huelgas, manifestaciones, juzgados y un sin fín de peripecias siempre con un objetivo, la lucha por los derechos laborales y la defensa a ultranza del tejido industrial como eje vector de la economía de la ciudad.

Fué despedido de innumerables empresas por enfrentarse a las altas esferas de éstas, por defender el derecho de cualquier compañero que a él acudiese solicitandole amparo.

Si tuviera que definir la figura de Juan José García Almenara con algún término probablemente sería el de “DEFENSOR CIVITATIS”, el defensor de la ciudad tal y como lo concibieron los emperadores romanos en el siglo IV para ofrecer una plataforma que tenía como encomienda proteger a los débiles frente a los abusos de los poderosos.

La historia de Juan es la de muchas personas que pelearon sin descanso por conseguir un entorno laboral mucho más justo.
Muchos fueron los logros que se consiguieron en materia laboral en aquellas fechas y que los susecivos gobiernos han ido dilapidando sigilosamente poco a poco.

Juan José García Almenara y otros muchos compañeros lucharon por sembrar la semilla de la lucha obrera en nuestro país y la cual no ha llegado aún al culmen de su germinación.
La primavera que ha de hacer germinar esa semilla en todo su esplendor está aún por llegar, y será cuando lleguen a los órganos de Gobierno de nuestro país gobernantes que modifiquen las leyes laborales que garantizen acabar con la precariedad laboral, los abusos de poder y sobre todo que impida a empresarios silenciar a personas como Juan para que dejen de reivindicar tales derechos inherentes al ser humano.
Y es que sin ningún lugar a dudas, donde todos vieron gigantes, Juan siempre vió simplemente, molinos.


Como conclusión final es de justicia hacer hincapié en las persecuciones tanto sociales como laborales a las que este conjunto de personas se vieron sometidas por defender los derechos de los trabajadores en este país.

Cabe recordar que fueron elegidas democráticamente para desempeñar esta labor y que como recompensa en muchos casos lo que recibieron fueron amenazas y coacciones por parte de los empresarios.
Un ambiente laboral insoportable a su alrededor cuya culminación en la mayoría de los casos era el despido.

Estos testimonios y estas palabras son, como no puede ser de otra forma una denuncia social que no es otra que la de poner en conocimiento de la sociedad las injusticias que sufrieron personalmente todas aquellas personas que lo dieron todo por mejorar las vidas de sus compañeros sin pedir nada a cambio.

Lo más triste de esta historia probablemente es que esto suceda con la connivencia de las instituciones, unas veces por acción y otras por omisión de un Estado como el nuestro.
Un Estado “mal-llamado” Democrático y de Derecho.

Por último hacer extensible esta denuncia a las administraciones públicas tales como la Consejería de Empleo, Inspección de Trabajo, Diputación y Ayuntamientos.
Instituciones que en muchos casos se convirtieron prácticamente en las segundas casas de estas personas y que en ningún momento recibieron el reconocimiento que merecen por parte de estás.
Sería de justicia la reparación en este sentido a modo de reconocimiento público de todos aquellos representantes laborales por parte de las Instituciones citadas anteriormente.

Manuel Pérez

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